En el castillo de los Reyes hubo una celebración donde fueron invitados los espíritus para bendecir a la princesa recién nacida.
Durante la celebración los espíritus buenos bendijeron a la niña, en ese momento llegó el espíritu más poderoso y la maldijo, de repente la Reina casi se desmaya en los brazos del Rey. El espíritu bueno suavizó el hechizo.
Cuando la princesa creció, caminando por los pasillos del castillo encontró una rueca y se pinchó el dedo, lo que ocasionó que el hechizo hiciera efecto y se durmiera por cien años.
Pasados cien años, un príncipe encontró la punta de una torre, al entrar vio a una princesa que dormía en una cama de oro, inmediatamente la besó. Finalmente la princesa se despertó y rompió el hechizo.
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